Impuestos

En este primer artículo de una serie preparada, hablaremos sobre impuestos, su origen los tipos de impuestos y más.

Impuestos

Si bien hemos hablado de distintas herramientas que nos permiten mejorar nuestra salud financiera, pero en cuanto a la salida de dinero de nuestros bolsillos, hay un ítem que no podemos omitir, por ende es importante entenderlo y son los impuestos, es por eso por lo que en una pequeña serie de artículos hablaremos desde lo más sencillo en cuanto al origen de los impuestos, pasando por los tipos que hay, sus ventajas, desventajas y cerrando con los diversos tipos taxativos que existen en el mundo.

El origen de los impuestos

Bien es conocida la frase que escribió Benjamín Franklin, allá para el año de 1789, donde decía que: “En este mundo no se puede estar seguro de nada, salvo de la muerte y de los impuestos”. La noción que nos da esta cita es que hemos convivido muchos siglos con el hecho de que, parte del pacto social de mantenernos cohesionados como sociedad, conlleva el hecho de pagar impuestos a cambio de una serie de beneficios o permisos.

El manuscrito más antiguo que se conserva hasta la fecha nos lleva a casi treinta siglos atrás, en donde en una población de la India, el rey proclamaba una serie de impuestos que debían pagarse a su reinado. El conocimiento general es que los primeros bienes que fueron gravados con impuesto fueron las tierras, pasado el tiempo también se gravó el comercio, y en sociedades históricamente conocidas como la romana, se instauró el impuesto de capitalización, en donde era una especie de impuesto redistributivo cobrándosele a banqueros y personas ricas únicamente.

Sin embargo este no es un articulo de historia, por lo que lo importante es quedarse con el concepto de que los impuestos han sido a lo largo de la humanidad un pacto social, a través del cual se financia el gasto de un estado.

Impuestos en la actualidad

Si bien a través de los últimos dos o tres siglos se han intentado nuevos y diversos tipos impositivos, cada vez más complejos y con diversos objetivos, podemos categorizarlos en dos clases: directos e indirectos. Los impuestos directos se refieren a todo impuesto que deriva directamente de un activo y se cobra sin ningún paso intermedio, es decir, la transacción se realiza solamente entre el contribuyente y el recaudador del estado, como ejemplos principales tenemos el impuesto a la renta de las personas físicas, impuesto sobre sociedades, impuesto sobre sucesiones e impuesto sobre el patrimonio entre otros. Por otro lado, los impuestos indirectos se refieren a todo impuesto que varía según la actividad, y puede ser recolectado por un tercero, además, se impone bajo criterios distintos a los de riqueza o de dinero, sino que sobre cualquier otro tipo de característica que cumpla la persona o empresa. El caso más claro de este tipo es el del impuesto al valor agregado o IVA por sus siglas, a través del cual se recauda dependiendo del nivel de consumo de bienes que tenga el contribuyente

Cada uno de ellos posee sus ventajas y sus desventajas, sin embargo entraremos a detalle en cada uno de ellos en nuestros siguientes artículos al respecto de los impuestos.

 

Los impuestos como herramienta

A la luz de la discusión actual en muchos países respecto a sus niveles impositivos, cabe resaltar que no es un tema tan sencillo de resolver, debido a que no hay una fórmula mágica para hacer optimo un nivel de impuestos. Por un lado, los impuestos permiten a los estados invertir en programas sociales, educativos, de salud, de servicios públicos y todo aquel tipo de bien o servicio al cual no existen los incentivos para que las personas individualmente decidan intervenir, además, con los impuestos proveen servicios tales como seguridad, justicia y gobernanza, que se permiten una estabilidad social dentro de un territorio, sumando al hecho de que en muchos países se hace uso de los impuestos como herramienta redistributiva, pasando directa o indirectamente más recursos a las personas que menos ingresos tienen.

Con una mirada a la ligera podríamos pensar que podría ser beneficioso tener niveles impositivos altos, si es que estos generan un alto bienestar social, sin embargo, los impuestos también son perjudiciales en muchos aspectos. En primer lugar, tasas impositivas muy altas conllevan a que muchos proyectos de inversión dejen de ser rentables y, por ende, la economía de un país o estado se detenga, por otro lado, en el mundo real existe competencia, por lo tanto, si un país tiene impuestos muy altos, muchas personas y organizaciones preferirán, en la medida de lo posible, marcharse a países con niveles más bajos de impuestos. Además, si bien en la teoría el estado podría suplir muchas necesidades, en la practica vemos que los estados grandes son poco eficientes por la falta de competencia, convirtiéndose en gigantes aparatos burocráticos que consumen recursos sin generar ningún beneficio para la sociedad. Por último pero no menos importante, impuestos como el IVA tienen un carácter regresivo, en donde por ciertas circunstancias que explicaremos más adelante, las personas con menos recursos terminan pagando más impuestos como proporción de su salario, comparado con las personas de mejores ingresos, yendo en contra a quizá uno de los principales objetivos de reducción de la desigualdad.

En resumen…

Si bien aquí abordamos muy a la ligera el tópico de impuestos, es importante dejar claro que no es un tema sencillo como sociedad y que un correcto sistema impositivo permite a sociedades surgir y mejorar en su calidad de vida, sin embargo, es un tema que requiere largo estudio y profundo análisis, por lo que en próximos artículos de educación financiera lo trataremos más a fondo, y entraremos en cada uno de los aspectos relevantes que nos permitan entender de mejor manera este gasto que desembolsamos constantemente de nuestros bolsillos y termina a manos del estado a cambio de seguridad y bienestar.

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