Uno de los objetivos que nos hemos planteado desde factor finanzas, a lo largo de los diversos artículos de educación financiera, ha sido dar ciertas herramientas y nociones básicas que son relevantes para la discusión pública, tanto en finanzas como en economía en general. Hoy no es la excepción, hablaremos de algo que no se aborda tan directamente en la discusión política, pero que es relevante a la hora de subir o bajar los impuestos, esto es la competitividad tributaria. El artículo de hoy no buscará justificar altos o bajos impuestos, sino más bien, confrontar los distintos beneficios y desventajas que brinda tener mayor o menor competitividad en impuestos.
¿competitividad en los impuestos?
Al igual que en muchos otros aspectos de la economía, los impuestos son un factor clave de decisión para las personas y las empresas, respecto a donde realizar sus actividades, y si bien cambiarse de un país a otro puede acarrear muchas complejidades como el idioma, la cultura, la familia, etc., puede ocurrir que en ocasiones las condiciones beneficiosas de otro país superen los costos asociados al cambio. Así mismo sucede con las empresas, pues cuando se encuentran en un entorno muy sofocante, en el mediano y largo plazo les resultará mejor salir de dicho país, es por eso por lo que un sistema equilibrado de impuestos es importante, es decir, lo suficientemente bajos para que sea atractivo invertir o vivir allí, pero a su vez lo suficientemente alto para que pueda cubrir los gastos en programas sociales que cada sociedad considere pertinentes.
¿cómo funciona?
En la práctica podemos medir que un sistema tributario es competitivo o no basándonos en dos grandes tópicos: la simplicidad del sistema y la carga como tal. En otras palabras, para que un sistema tributario sea competitivo, este tiene que ser fácil de entender y fácil de explicar a cualquier persona, sin que esto conlleve mucha burocracia y trabajo extra por parte de las personas; así mismo, la simplicidad por sí sola no es suficiente, se requiere que sus tasas impositivas sean competitivas, es decir, que no sean abruptamente superiores de las que se pueden encontrar en países similares.
Estado del bienestar versus competitividad
Llegados a este punto, podríamos pensar que entre más competitivo sea un país en impuestos será mejor, y si bien esa intuición puede tener respaldo, también debemos tener en cuenta que tasas muy bajas de recaudación implica que el estado tendría menos dinero para gestionar planes sociales y, por ende, no cumplir con ciertas necesidades que una sociedad puede considerar como básicas. Es por esto por lo que no es una discusión sencilla, por lo tanto, y dado que no hay una verdad absoluta, daremos algunos puntos a favor y en contra de ir hacia un lado o hacia el otro.
Estado del bienestar
Por un lado, encontramos lo que algunos países europeos llaman “estado de bienestar”, lo que implica una alta presencia estatal, donde este se encarga de proveer ciertos servicios a la población como salud, educación, alimentación, vivienda, y en ocasiones entrega dinero a personas en desempleo para su subsistencia. Los ejemplos más claros de este tipo de sistemas pueden ser los denominados países nórdicos, donde los impuestos de las personas son altos, o en una variante más común Francia, España e Italia, donde la carga tributaria es mas fuerte en las empresas por nombrar algunos, lo anterior requiere un alto gasto fiscal y una tributación mayor por parte de personas y empresas.
Beneficios:
- Socialmente se protege a los sectores más vulnerables de la sociedad, dando estándares mínimos de calidad de vida.
- En el corto y mediano plazo puede generar una satisfacción general social.
- Si existen fuertes industrias y empresas ya establecidas, es posible que sean lo suficientemente buenas para acarrear esos costes.
Desventajas:
- Dada las altas tasas impositivas, será más complejo iniciar nuevos proyectos productivos o atraer nuevas industrias al país.
- De ser excesivamente altas, pueden terminar destruyendo la capacidad productiva.
- Una vez acordados socialmente ciertos beneficios o servicios, será complejo retirar estos principalmente por presiones electorales a los políticos.
Estado competitivo tributariamente
De este lado de la cancha se encuentran países como, Suiza, Luxemburgo, Países Bajos, Nueva Zelanda, entre otros. En donde tienen principalmente estados mas chicos, pero que a su vez cumplen menos labores distributivas que la que cumplen los países del ejemplo anterior.
Beneficios
- Un mayor crecimiento económico debido a menores cargas para las personas y empresas, quienes pueden destinar estos recursos a inversión o consumo.
- Incentivos a atraer empresas y indústrias.
- Menor burocracia la cual gestionar.
Desventajas
- Posibles desequilibrios sociales, donde encontremos en algunas ocasiones población sin la cobertura de algunas necesidades básicas.
- Dada la baja participación redistributiva del estado, puede que encontremos sociedades más desiguales.
- Instituciones públicas más débiles o de menor tamaño.
En conclusión
Como vemos, el nivel de impuestos y su competitividad dependerán de lo que en sociedad cada país decida, y si bien no es un debate sencillo, es importante que todos seamos conscientes de que beneficios y consecuencias trae un lado o el otro. También es importante recalcar que esto no es cuestión de blanco o negro, entre medio se encuentran una escala de matices que como sociedad es importante que conversemos y lleguemos a consensos.